El celular, el cargador, la pincita de depilar, la lima, la hojita con la lista de las compras para el sábado o los teléfonos que tengo que pasar a la agenda, el chuflín, los invisibles, los tiradores, las lapiceras, los cd´s, los dvd´s, los anteojos: son cosas que se pierden constantemente en la vida de las personas, o por lo menos en la mía. La primera reacción es pensar que lo habías dejado en tal lugar, o tal otro. Luego de buscar por todos los lados posibles, paso a buscar en aquellos en los que nunca dejo las cosas: como buscar en la cocina la pinza de depilar. A veces se produce un milagro y en el lugar más extraño encuentro lo que estaba buscando. Le siguen las carteras y los bolsos, inclusive aquellas que no uso hace años, aunque sepa que es imposible encontrar algo allí.
También busco en las camperas y sacos, que hasta desconozco que aún conservo, porque todos los lugares pasan a ser posibilidades. Una vez que termino de revisar todo, pero todo, me resigno y pienso que si dejo de buscar…va a aparecer solo, y eso también a veces me pasa.
Me da una especie de molestia el hecho de ser la única culpable de las pérdidas, de no saber si lo tire sin querer, si lo cambie de lugar y no me acuerdo (temiendo tener un alzheimer precoz), si lo presté y no sé a quien, ni cuando. Extraño tener a quien preguntarle y más que nada EXTRAÑO A QUIEN ECHARLE LA CULPA… pero viviendo sola es imposible que otras manos hayan sido responsables.
Luji